El planeta Tierra se encuentra en un momento de transición energética. La dimensión material está siendo purificada hacia otro nivel superior más liviano y cercano a la fuente divina de luz y amor incondicional.
Asimismo, todos los seres que habitan en la Tierra se encuentran dentro de esta transición energética. Sin embargo, dado la dificultad añadida causada por el nivel de distorsión generado a través del ser humano y entidades oscuras que lo han estado controlando, el despertar del humano ,concretamente, es clave por dos motivos fundamentales:
En primer lugar, a diferencia de otras criaturas de la superficie de diferente grado de complejidad, poseemos alta capacidad para ejercer nuestro libre albedrío procesando información a través del cuerpo mental más desarrollado, y eso incide directamente tanto energéticamente en el aura terrestre como a nivel terrenal a través de nuestras acciones sobre todo el conjunto de criaturas sobre las que tenemos influencia.
En segundo lugar, por algo muy especial: el enorme potencial de nuestro diseño biológico original, ya que se está preparando para el tan mencionado proceso orgánico conocido como Ascensión para transicionar a esta nueva etapa sin desencarnar: ¡es la alquimia de la Era de Acuario!
La propia conciencia del planeta nos está hablando fuera, a través de los movimientos causados por sus elementos y los acontecimientos que se dan; pero también dentro, de corazón Tierra a corazón humano; tan sólo hay que pararse a escuchar.
Vamos a pasar por diferentes etapas, mejores y peores, pero todas necesarias para que se produzca una evolución más profunda en el ser humano. Podemos decir que nos encontramos dentro de un huracán, en dónde está habiendo un gran movimiento generado por toda la oscuridad que ahora está saliendo a la luz y siendo expuesta.
Es importante comprender que el nivel de sufrimiento a nivel individual quedará determinado por nuestro grado de conciencia, ya que a mayor contraste entre éste y la energía entrante, mayor sacudida de estructuras internas habrá.
El proceso, aunque nos podamos confundir por el caos del exterior, siempre es interno. En estos momentos, más que nunca, necesitamos mirarnos para comprendernos y avanzar.